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Principios Programáticos 2: Educación, Empleo y Economía

Seguimos con el debate sobre los Principios Programáticos de Voluntad Popular. Durante esta semana (07/05 a 13/05) estaremos discutiendo 3 de las 12 áreas programáticas que se encuentran en el documento "De la Indignación a la Acción". Estas son:
  • Educacion para la Superación (Página 11 DIA)
  • Voluntad de Diálogo Social para el Empleo Productivo (Página 12 DIA)
  • Democratizar la Economía de Mercado (Página 13 DIA)
Los papeles de trabajo sobre estas tres áreas los encuentran a continuación, y en la sección "Papeles de Trabajo" en la barra izquierda de este blog. Esperamos sus comentarios.

(Para cada comentario señalar: Área, Párrafo, Línea(s), Propuesta de Cambio y Comentario)

Educación para la Superación
Luchamos por una educación de calidad como la mejor arma contra la marginalidad y la sumisión. 

Orientada a formar ciudadanos autónomos, dispuestos a asumir responsabilidades y a desarrollar su potencial productivo. 

Y a sembrar los valores de la tolerancia, el respeto del pluralismo social y la convivencia democrática. 

Rechazamos la partidización de la educación, la deformación de la historia o la ideologización de los contenidos programáticos por ser incompatibles con la educación pública en un Estado democrático. 

Creemos en el financiamiento público y en la gratuidad de la educación, pero rechazamos el monopolio estatal en la prestación del servicio educativo. Como en los demás servicios sociales, proponemos financiar la demanda en lugar de la oferta y otorgarle a los padres el derecho a elegir la escuela que consideren idónea para sus hijos. 

Apoyamos el financiamiento estatal de las organizaciones sociales dedicadas a impartir educación como una forma eficiente de cumplir con el mandato de educación universal. Al lado del Estado docente, postulamos la sociedad docente. 

Cuestionamos que el gobierno, a cambio de un cupo en la educación superior pretenda que los estudiantes contraen una deuda eterna con el Estado, que los obliga a aceptar un trabajo de subsistencia en el sector oficial. 

Defendemos el derecho de la familia de escoger libremente el tipo de educación que quiere para sus hijos y de participar activamente en el control de la gestión educativa. 

Valoramos la importancia de remunerar adecuadamente a los docentes al tiempo que alentamos sistemas de remuneración con componentes asociados al desempeño de los estudiantes y de las escuelas. 

Planteamos fortalecer a las escuelas de capacitación profesional, mejorando sus condiciones de trabajo y su prestigio para promover fuentes alternas y técnicas de trabajo.  

Propugnamos la estrecha vinculación entre universidad y empresa, entre universidad y sociedad.  

Promovemos la investigación científica y tecnológica al servicio de la productividad y competitividad de las empresas, de la salud, el desarrollo humano y la calidad de vida. 
 

Voluntad de diálogo social para el empleo productivo 

Frente al empleo precario y de subsistencia, planteamos un empleo productivo y con derechos sustentado en el motor de la inversión privada.  

Rechazamos la visión simplista de la política laboral según la cual “si a los empresarios les va bien es porque a los trabajadores les va mal; y si a los trabajadores les va bien es porque a los empresarios les va mal”.  

Creemos que empresarios y trabajadores son socios estratégicos para alcanzar la competitividad de las empresas y el bienestar de los trabajadores.  

Rescatamos la importancia de promover un diálogo social permanente entre trabajadores, patronos y Estado para preservar el empleo y elevar la competitividad. 

Defendemos la libertad sindical en todas sus dimensiones, frente al Estado y frente los patronos.  

Sostenemos que la libertad sindical y las demás libertades públicas son interdependientes y su ejercicio sólo puede ser efectivo en el marco de un Estado que reconoce a la sociedad civil y sus organizaciones como entes autónomos e interlocutores válidos.  

Postulamos un modelo democrático de relaciones laborales y rechazamos la pretensión de subordinar la acción sindical a los lineamientos del gobierno de turno. 

Rechazamos la existencia de alcabalas sindicales al empleo y otras prácticas sindicales que buscan beneficios particulares y atentan contra la dignidad de los trabajadores y de las personas que buscan empleo. 

Proponemos una reforma en la legislación laboral orientada no sólo a proteger el empleo que ya existe sino también a promover la creación del empleo que no existe. Especialmente, entre los colectivos más vulnerables y con mayores dificultades de acceso al mercado de trabajo, como los jóvenes y las personas de la tercera edad. Una legislación laboral que premie el esfuerzo y castigue el ausentismo. 

Apoyamos los esfuerzos encaminados a garantizar un medio ambiente de trabajo más seguro para los trabajadores y a estimular las inversiones en programas y métodos que permitan minimizar los riesgos asociados al trabajo. 

Incentivamos una cultura de responsabilidad social empresarial armonice los intereses de la empresa con las expectativas de la comunidad a la que sirve. 

Promovemos el autoempleo, el trabajo desde el hogar y la microempresa a través de mecanismos crediticios eficientes que garanticen el repago de los créditos y contribuyan a sedimentar las redes de capital social. 

Trabajaremos por construir un modelo de seguridad social viable, sin privilegios ni discriminaciones y acorde con la realidad de nuestro mercado de trabajo. Un modelo que combine los pilares de ahorro individual y solidaridad, permitiendo un vínculo más estrecho entre contribuciones y beneficios, con una garantía de pensión mínima para aquellos que durante su vida activa no lograron las cotizaciones necesarias apara alcanzarla. Un modelo que le abra las puertas a los trabajadores independientes que hoy no cuentan con opciones de ahorro para la vejez y otras contingencias. 
 

Democratizar la economía de mercado: voluntad para competir y triunfar 

Defendemos la libertad de empresa y la propiedad privada en el marco de instituciones y políticas que amplíen las oportunidades de todos de participar de sus beneficios. 

Postulamos la democratización de la propiedad privada como un pilar fundamental para desarrollar una cultura de respeto a la propiedad. 

Llamamos al país a no dejarse embaucar por formas de propiedad colectiva y social que han derrumbado la productividad empresarial y de la tierra a lo largo de la historia y detrás de las cuales se oculta el Estado dominador. 

Sostenemos que la propiedad privada y la libertad son indivisibles. Alertamos que cuando el Estado se hace con la propiedad de los medios de producción compromete no sólo la libertad de empresa sino también las demás libertades públicas. 

Sobre la base de la evidencia histórica, apostamos por la economía democrática de mercado y por la empresa privada como los mejores instrumentos para aumentar la riqueza material del país. La redistribución del ingreso, sin un aumento constante de la riqueza nacional, se traduce en la igualación hacia abajo propia del socialismo del siglo XX y de su hijo directo el socialismo del siglo XXI. Un país pobre no se puede dar el luego de tener servicios sociales de país rico. 

Creemos que el mercado, acompañado de una política tendiente a su democratización, permite a los consumidores tomar las decisiones fundamentales de la vida económica de un país. 

Es en manos de los consumidores y de los empresarios donde tienen que estar las decisiones sobre qué producir, cuánto producir, a qué precio comprar y vender, dentro del marco y la disciplina de la competencia. 

Concebimos la economía democrática de mercado como un referéndum cotidiano donde todos los días millones de consumidores y productores toman decisiones y participan activamente en el proceso económico. El mercado es la expresión en materia económica de la voluntad del pueblo. 

Rechazamos la pretensión del gobierno de sustituir la soberanía del consumidor por el capricho del planificador centralista y militarista, al mejor estilo del socialismo oxidado del siglo XX. 

Instamos a la sociedad venezolana a verse en el espejo de las economías que prescindieron del mercado y optaron por la planificación centralizada socialista condenando a sus ciudadanos durante décadas a una existencia llena de privaciones; para terminar abrazando, finalmente, fórmulas económicas basadas en la propiedad privada y la libertad de iniciativa.


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